En las obras del escritor uruguayo Horacio Quiroga podemos encontrar innumerables pasajes autobiográficos que nos permiten vislumbrar el carácter y la personalidad de una figura tan importante para la literatura latinoamericana. La enorme facilidad con que las anécdotas históricas pasan al plano de lo argumental en los relatos de este escritor es francamente sorprendente. La literatura de Quiroga se asemeja a su vida y su vida se asemeja a su literatura. No es de extrañar que los textos que hablan de él analicen simultáneamente los dos aspectos: vida y obra se entrelazan para formar un único tejido de riquísimos matices, texturas y tonalidades que encienden el ánimo de los cautivos lectores que se aproximan a su influjo.
¨¡Qué triste es el pesimismo! Yo me enternezco cuando oigo a mi amigo hablar de su porvenir, de la gloria, de las aspiraciones de un alma juvenil y creo que palidezco, porque pienso que también podría ser como él, lleno de fe y alegre, ¡sobre todo alegre! ¡Qué hermoso sería...! Pero no puedo. La tendencia fatal de nuestro siglo me arrastra sin procurar apartarme de la corriente. Siento una especie de placer en mis sufrimientos, en mis tristezas, y aún desearía padecermás, para encontrar en el fondo de mi escepticismo una realidad que se destaque poderosa, con el tinte del dolor que nos sofoca, del gran dolor eterno.¨
ël hijo: El muchacho de trece años se despide después de las recomendaciones y de la orden de volver a la hora de almorzar de su padre, para partir a cazar.
Al rato, suena un disparo, el padre piensa que su muchacho ha matado por lo menos dos palomas, sin embargo continua su tarea,
Más tarde se da cuenta que son las doce y no ha llegado el hijo, el progenitor pensando que su hijo no demora, decide esperarlo más tiempo.
A las doce y media el hombre sale a buscar al muchacho, pensando que ha ocurrido algo malo, imaginando cosas, entra al monte, recorre las sendas de caza y alucina con que encuentra a su hijo y regresan juntos a casa ya siendo casi las tres, pero en realidad el pequeñuelo yace muerto, el chico ha fallecido al no tener cuidado al cruzar el alambrado con la escopeta en la mano.
Los hechos transcurren desde las diez de la mañana cuando el hijo se despide y sale a cazar, hasta faltando poco tiempo para las tres de la tarde cuando el padre encuentra al muchacho ya muerto.
La obra no especifica en fechas de día, mes o fecha; pero gracias a que se dice en el cuento que es verano, se puede calcular que las narraciones se ubican entre los meses de junio y agosto.
Un mismo motivo (la niña que se muere por Los personajes de Los arrecifes de coral muestran neurosis y visos homosexuales, típicamente decadentistas: excesos sexuales secretos) obtiene elaboradas versiones. Otras veces se insinúa el animalismo que reaparecerá en cuentos posteriores. Asoma la prestigiosa contaminación del amor con la muerte y hay atisbos de necrofilia o de locura. También hay fantasmas en la mejor tradición de Poe. Excesos sexuales, flagelación, incipiente necrofilia, demencia, parecen atestiguar una fuerte inclinación morbosa. Hay mucha literatura de segunda mano en estos temas pero hay también la expresión algo obsesiva de un mundo interior torturado e intenso. Por medio de estas perversidades literarias, Quiroga exorciza sus fantasmas
El sentimiento de la catarata, en el que Quiroga describe la furiosa caída del agua en términos que prefiguran sus mejores cuentos de monte: En el fondo de la hoya, ahora, todo era un infierno de lluvia, bramidos y viento huracanado. El estruendo del agua, apenas sensible en el plano superior, adquiría allí una intensidad fragorosa que sacudía los cuerpos y hacía entrechocar los dientes. Las rachas de viento y agua despedidas por los saltose retorcían al encontrarse en remolinos que azotaban como látigos (...) Un paisaje de la era primaria, rugiente de agua, huracán y fuerzas desencadenadas era lo que la gran catarata ocultaba al apacible turista del plano superior. Y no estábamos sino al pie de los pequeños saltos.
Horacio Quiroga fue muy prolífico y se estima que haya escrito alrededor de doscientos cuentos, muchos de los cuales nunca fueron recogidos en volumen, sino que aparecieron en revistas y periódicos y, por uno u otro motivo, quedaron fuera de las recopilaciones. Los cuentos Fantasía nerviosa, De caza, En el Yabebiry, La compasión, La vida intensa, El galpón, Los guantes de goma, Los pollitos, Paz, El cóndor, La yararacusú y El regreso a la selva desafortunadamente no son muy conocidos, pero están al parejo de sus mejores creaciones. También escribió dos novelas y seis novelas breves, además de innumerables artículos críticos sobre diversos asuntos. Entre esta enorme producción literaria encontramos las mismas tendencias de contenido y, aunque su valor literario es irregular, todos los textos ejemplifican el genio de un escritor que vivió en constante tensión interior y que buscó, mediante su obra, dar salida a sus obsesiones más hondamente arraigadas.
Nadie combate la libertad; a lo sumo combate la libertad de los demás. La libertad ha existido siempre, pero unas veces como privilegio de algunos, otras veces como derecho de todos.
Hay dos cosas infinitas: el Universo y la estupidez humana. Y del Universo no estoy seguro.
Considero más valiente al que conquista sus deseos que al que conquista a sus enemigos, ya que la victoria más dura es la victoria sobre uno mismo.
En las obras del escritor uruguayo Horacio Quiroga podemos encontrar innumerables pasajes autobiográficos que nos permiten vislumbrar el carácter y la personalidad de una figura tan importante para la literatura latinoamericana. La enorme facilidad con que las anécdotas históricas pasan al plano de lo argumental en los relatos de este escritor es francamente sorprendente. La literatura de Quiroga se asemeja a su vida y su vida se asemeja a su literatura. No es de extrañar que los textos que hablan de él analicen simultáneamente los dos aspectos: vida y obra se entrelazan para formar un único tejido de riquísimos matices, texturas y tonalidades que encienden el ánimo de los cautivos lectores que se aproximan a su influjo.
ResponderEliminar¨¡Qué triste es el pesimismo! Yo me enternezco cuando oigo a mi amigo hablar de su porvenir, de la gloria, de las aspiraciones de un alma juvenil y creo que palidezco, porque pienso que también podría ser como él, lleno de fe y alegre, ¡sobre todo alegre! ¡Qué hermoso sería...! Pero no puedo. La tendencia fatal de nuestro siglo me arrastra sin procurar apartarme de la corriente. Siento una especie de placer en mis sufrimientos, en mis tristezas, y aún desearía padecermás, para encontrar en el fondo de mi escepticismo una realidad que se destaque poderosa, con el tinte del dolor que nos sofoca, del gran dolor eterno.¨
ResponderEliminarël hijo: El muchacho de trece años se despide después de las recomendaciones y de la orden de volver a la hora de almorzar de su padre, para partir a cazar.
ResponderEliminarAl rato, suena un disparo, el padre piensa que su muchacho ha matado por lo menos dos palomas, sin embargo continua su tarea,
Más tarde se da cuenta que son las doce y no ha llegado el hijo, el progenitor pensando que su hijo no demora, decide esperarlo más tiempo.
A las doce y media el hombre sale a buscar al muchacho, pensando que ha ocurrido algo malo, imaginando cosas, entra al monte, recorre las sendas de caza y alucina con que encuentra a su hijo y regresan juntos a casa ya siendo casi las tres, pero en realidad el pequeñuelo yace muerto, el chico ha fallecido al no tener cuidado al cruzar el alambrado con la escopeta en la mano.
Los hechos transcurren desde las diez de la mañana cuando el hijo se despide y sale a cazar, hasta faltando poco tiempo para las tres de la tarde cuando el padre encuentra al muchacho ya muerto.
La obra no especifica en fechas de día, mes o fecha; pero gracias a que se dice en el cuento que es verano, se puede calcular que las narraciones se ubican entre los meses de junio y agosto.
Un mismo motivo (la niña que se muere por
ResponderEliminarLos personajes de Los arrecifes de coral muestran neurosis y visos homosexuales, típicamente decadentistas:
excesos sexuales secretos) obtiene elaboradas versiones. Otras veces se insinúa el animalismo que reaparecerá en cuentos posteriores. Asoma la prestigiosa contaminación del amor con la muerte y hay atisbos de necrofilia o de locura. También hay fantasmas en la mejor tradición de Poe. Excesos sexuales, flagelación, incipiente necrofilia, demencia, parecen atestiguar una fuerte inclinación morbosa. Hay mucha literatura de segunda mano en estos temas pero hay también la expresión algo obsesiva de un mundo interior torturado e intenso. Por medio de estas perversidades literarias, Quiroga exorciza sus fantasmas
El sentimiento de la catarata, en el que Quiroga describe la furiosa caída del agua en términos que prefiguran sus mejores cuentos de monte:
En el fondo de la hoya, ahora, todo era un infierno de lluvia, bramidos y viento huracanado. El estruendo del agua, apenas sensible en el plano superior, adquiría allí una intensidad fragorosa que sacudía los cuerpos y hacía entrechocar los dientes. Las rachas de viento y agua despedidas por los saltose retorcían al encontrarse en remolinos que azotaban como látigos (...) Un paisaje de la era primaria, rugiente de agua, huracán y fuerzas desencadenadas era lo que la gran catarata ocultaba al apacible turista del plano superior. Y no estábamos sino al pie de los pequeños saltos.
Horacio Quiroga fue muy prolífico y se estima que haya escrito alrededor de doscientos cuentos, muchos de los cuales nunca fueron recogidos en volumen, sino que aparecieron en revistas y periódicos y, por uno u otro motivo, quedaron fuera de las recopilaciones. Los cuentos Fantasía nerviosa, De caza, En el Yabebiry, La compasión, La vida intensa, El galpón, Los guantes de goma, Los pollitos, Paz, El cóndor, La yararacusú y El regreso a la selva desafortunadamente no son muy conocidos, pero están al parejo de sus mejores creaciones. También escribió dos novelas y seis novelas breves, además de innumerables artículos críticos sobre diversos asuntos. Entre esta enorme producción literaria encontramos las mismas tendencias de contenido y, aunque su valor literario es irregular, todos los textos ejemplifican el genio de un escritor que vivió en constante tensión interior y que buscó, mediante su obra, dar salida a sus obsesiones más hondamente arraigadas.
¿las fuentes de donde sacaron todo esto? agreguen un escrito personal
ResponderEliminar